Para la conversión Dios ha diseñado un proceso de crecimiento con el objetivo final de llegar a ser como Cristo. Este proceso incluye rendimiento a Dios y ser guiado por Su Espíritu y echar fuera de uno el materialismo, egocentrismo, hábitos de mal carácter, y malas actitudes. En su lugar, Dios desea crecimiento en los frutos del espíritu, especialmente en amor hacia Dios y los hermanos. Esta doctrina incluye la mayoría de las instrucciones de conducta, corrección, exhortación y admonición de la Biblia.

Hebreos 6:1; 5:10-12; Mateo 5:48; Hebreos 2:10; 5:9; 13:21; Santiago 1:4; II Corintios 13:9; I Pedro 2:2; II Pedro 3:18; Efesios 4:7-15