Sanidad divina, basada en Sus promesas de salud, es un acto de la misericordia de Dios. Aunque Dios mismo decide cuando sanar, Su intervención a favor de una persona depende del cumplimiento de ciertas condiciones. Confianza en Sus promesas y poder para hacer lo que ha prometido en Su propio tiempo. Fe en el sacrificio de Jesucristo, representado en la observancia del pan partido en el día de Pascua, un símbolo de Su cuerpo quebrado y el vino, un símbolo de su sangre derramada. Arrepentimiento, hasta donde sea posible por pecados que posiblemente hayan causado el problema de salud. Entendiendo que, porque Dios nos ama y conoce todo, la salud será restaurada en esta vida solamente si sirve el mejor interés en el propósito de Dios. Los grandes héroes de la fe han muerto, mas ellos serán sanados en la resurrección les serán dado cuerpos espirituales e inmortales que nunca podrán morir.
Éxodos 15:26; Salmos 103:2-3; Mateo 9:27-30; I Pedro 2:24; I Corintios 11:23-30; Mateo 8:16-17; Isaías 53:4-5; Marcos 16:15-18; Santiago 5:14-16; Hebreos 9:27; 11:13-16.