De Dios es la tierra y todos sus recursos, pero en Su gracia nos permite hacer uso de ellos. De todo lo que nos da tenemos una obligación financiera con Él, y a través del sistema de diezmos y ofrendas, esa responsabilidad está cubierta. El Antiguo Testamento lo introduce y lo establece como práctica continua. Más adelante fue codificada como parte de la ley que Dios les dio a los Israelitas en desierto y administrada por los Levitas hasta la destrucción del Templo. Dirigiéndose a los Levitas acerca de sus responsabilidades, Jesús confirmo esta práctica. A través del apóstol Pablo, la iglesia del Nuevo Testamento confirmo que el ministerio y obra de la iglesia es soportado financieramente por los miembros individuales del cuerpo. Dios no cambio el sistema de diezmos que Él instituyo antes de Abraham, solamente su administración por los ministros de la iglesia del Nuevo Testamento. Diezmar y dar ofrendas es un acto de devoción a Dios. Diezmar es dar el diez por ciento de los ingresos y las ofrendas son determinadas y evaluadas por el individuo de acuerdo a su capacidad. La iglesia no es la policía para esforzar el diezmo, pero enseña la obligación que el individuo tiene para honrar a Dios con la sustancia de los primeros frutos de sus aumentos.

Génesis 1:26-27; Salmos 24:1; 104:24; Deuteronomio 8:18; I Corintios 10:25-28; Mateo 6:19-21; Génesis 14:18-20; Levíticos 27:30; Números 18:24; Deuteronomio 14:22-28; 16:16-17; Mateo 23:23; Lucas 16:10-13; 21:1-4; II Corintios 9:6-7; Hebreos 7:1-10; II Corintios 3:3-7; Hechos 5:1-5; 4:34-35; I Corintios 9:1-14; Malaquías 3:8-12; Proverbios 3:9-10.